El químico norteamericano Edwin Herbert Land, motivado por la impaciencia de su hija, inventó el dispositivo que revolucionó al mundo de la fotografía.
Una de las cámaras de fotos instantánea más famosas. Foto: Pixabay.
Edwin Herbert Land marcó un hito en la historia de la fotografía el 21 de febrero de 1947, cuando presentó al mundo la primera cámara instantánea. Motivado por la ansiedad de su hija, a quien le molestaba tener que esperar al revelado, el científico estadounidense inventó, hace 76 años, un complejo dispositivo que permitía sacar la foto y tenerla a la vista en apenas 60 segundos.
Para crear su revolucionaria cámara, Land (que presentó más de 500 inventos, cantidad sólo superada por Thomas Alva Edison) utilizó materiales polarizantes en forma de lámina y gracias a un procedimiento basado en el empleo de plata soluble se podía obtener una copia de la foto de manera inmediata. En los años posteriores, centró sus investigaciones en hacer la máquina más diminuta y menos pesada, para facilitar su traslado.
La primera cámara de fotos instantánea, de 1947. Foto: Polaroid.
Tomar dimensión de la magnitud de esta invención resulta difícil para los jóvenes de hoy en día, que nacieron con los teléfonos inteligentes que permiten sacar fotos y hacer filmaciones que pueden verse en el acto. Pero en la era pre digital lo convencional era tomar las imágenes con las cámaras, terminar el rollo, enviarlo a revelar y, recién al cabo de unos días de espera, disfrutar de las fotos.
Las características del complejo dispositivo inventado por Land.
La Polaroid Land 95 inició su reinado en 1948 y se mantuvo en el mercado, con los avances propios de cada época, hasta la aparición de la fotografía digital. Entre los muchos modelos que sacó la compañía norteamericana se destaca la mítica SX-70, que tenía la capacidad de plegarse y ocupar menos espacio.
La cámara de fotos instantánea: la ansiedad de su hija, la motivación de Land
Cuenta la leyenda más conocida, vinculada con el invento histórico, que hace 76 años Land estaba sacándole fotos a su hija mientras se hamacaba en el jardín de su casa. La pequeña se acercó con la intención de verlas, pero Edwin le aclaró que tenía que revelarlas primero, un proceso que llevaba su tiempo.
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El hombre notó que la niña había perdido el interés en las fotos y sintió que cuando las tuviera listas para ver ella ya no las disfrutaría tanto. Entonces se propuso reducir a 60 segundos el tiempo de espera.
Polaroid lanzó al mercado la heredera de la primera cámara instantánea: tiene un accesorio para imprimir directamente desde el celular.
El diseño exterior de la cámara era muy similar al de las de fuelle, que se habían impuesto en el mercado en las dos décadas anteriores. En su interior tenía un complejo mecanismo de rodillos rodillos que debían mover la película y romper las bolsas de los químicos. La máquina pesaba más de dos kilos y para manipularla con éxito había que leer un manual y cumplir con todos los pasos que allí se indicaban.
La cámara permitía que apenas un minuto después de tomar la foto se pudiera ver la imagen, lo que representaba un momento mágico en aquellos tiempos en los que no existían cámaras digitales ni teléfonos inteligentes. Parecía más un paso de magia que una invención científica.
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Fue el invento de uno de los químicos más ingeniosos de la segunda mitad del siglo XX, capaz de llevar una empresa dedicada a los anteojos de sol polarizados a marcar una época en la fotografía. Se jubiló en 1981, después de presentar más de 500 patentes. Había estudiado química en la Universidad de Harvard, que le otorgó el doctorado honoris causa en 1957.
Edwin Land, inventor de la cámara de fotos instantánea. Foto: Polaroid
En la década del 70 difundió su teoría de la “constancia del color” y su mensaje para los jóvenes científicos era que debían hacer al menos un experimento diario. Después de fracasar un sistema de filmación instantánea desarrollado por él en Polaroid, renunció a la presidencia de la compañía. Tras su retiro, fundó un instituto científico al que se dedicó en los últimos años de su vida. Land se hizo millonario gracias a sus invenciones y falleció el primero de marzo de 1991, en Massachussets.