El día de ayer, lunes 27 de febrero de 2023, no será recordado en Argentina como uno más en la historia de la pandemia. Fue el cierre de una semana que marcó el piso histórico de casos registrados de Covid, según el análisis de la curva de infecciones desde el comienzo de la crisis sanitaria, en marzo de 2020.
El anterior registro más bajo se había dado hace cuatro meses, el 30 de octubre de 2022, cuando se informó en el parte semanal 848 casos. En cambio, el parte semanal que abarca la semana epidemiológica número 8 del presente año, trajo una noticia previsible pero no por eso menos esperada: 817 contagios.
Fue a partir de aquel piso anterior, de octubre de 2022, que la cantidad de casos comenzó a crecer para transformarse en la sexta ola de Covid en el país, cuyo pico tuvo lugar en la última semana de diciembre de 2022, cuando llegó a 72.558 casos.
Hay que remontarse a la segunda semana de la pandemia, hace casi tres años, para encontrar un registro menor al de este lunes. En aquella primera semana de marzo de 2020, cuando todo era incertidumbre, los casos informados fueron 31.
Luego, siete días después, la lógica exponencial de la curva llevaba la cuenta a 97 nuevas infecciones en siete días; la tercera semana ya superó la cifra de ayer: 926. La cantidad total de contagios sumaba entonces 1.054. Hoy son 10.044.125.
La diferencia entre ese primer momento y el presente -más allá de la millonaria diferencia de casos acumulados- es que entonces la curva estrenaba su primer ascenso y ahora declina. Otra diferencia es que en aquel tiempo se hisopaba a todos los que tenían síntomas sospechosos y ahora no se testea a casi nadie.
Si bien el subregistro de infectados es mayor, la baja positividad actual también es un indicador de que las cifras registradas pueden ubicarse actualmente no tan lejos de la realidad como en otros periodos más álgidos de la pandemia.
Las estadísticas de la Argentina coinciden con un momento de gran retracción de los contagios en el mundo: en la última semana hubo, según datos que recopila el sitio Worldometers, 837.910 casos (unos 120 mil por día) y 5.224 muertes (746 por día).
La pandemia parece tender a apagarse poco a poco, con un 100 por ciento de predominancia de la variante Ómicron sobre el escenario. En Argentina mandan los linajes BQ.1 y XBB (mal llamados “Perro del Infierno” y “Pesadilla”), con el 75,41 y 16,39 por ciento de las secuenciaciones. Para BA.5 y BA.2 el porcentaje se sitúa en 1,64 y 6,56 por ciento respectivamente.
La gran pregunta
La inédita tregua del virus luego de la emergencia ha vuelto a poner de relieve una de las preguntas más inquietantes: el origen del Covid, un flashback que los directores de eventuales films sobre la pandemia aún no pueden terminar de escribir.
En los últimos días resurgieron las sospechas de que haya habido un posible accidente en un laboratorio de Wuhan, según un supuesto informe de inteligencia del Departamento de Energía de Estados Unidos citado por The Wall Street Journal.
La versión es compatible con otra anterior, de 2021, según la cual el Covid habría tomado contacto con algunos investigadores del Instituto de Virología de Wuhan para plasmar allí sus primeros contagios en noviembre de 2019. Nunca se supo con datos contrastables qué enfermedad había tenido esta gente.
Sobre el aparente nuevo informe de inteligencia surgido en Estados Unidos no han trascendido mayores detalles que el título. La única referencia es que el mismo ha sido clasificado de “baja confianza”, pero su sola enunciación resulta suficiente para incomodar tanto a China como al establishment científico.
Cabe recordar que, también en 2021, un equipo de investigadores había concluido, tras una serie de peritajes encargados por la Organización Mundial de la Salud, que no había indicios de que el Covid hubiese salido de un laboratorio. Por eso -dijeron- la hipótesis con mayor consenso seguía siendo la de un contagio -o dos- en un mercado de animales salvajes.
La diferencia entre uno y otro relato obviamente no es menor, pero no sólo por el hecho de la gravedad que supondría la posibilidad de que el Covid hubiese fugado de donde nunca debía fugarse, a causa de un error humano.
El contagio en el mercado de animales daría cuenta de un virus que efectivamente se encontraba en la naturaleza, mientras que en el caso de la fuga del laboratorio se lo vincula a una modificación genética para volverlo objeto de estudio de una hipótesis de conflicto sanitario.
La OMS sigue sin tomar posición, mientras le pide a China mayor colaboración para indagar en el tema. Las hipótesis siguen abiertas. No sería alocado pensar en un futuro cambio de postura oficial, como ha ocurrido con otros asuntos de la pandemia. Mientras tanto, hoy parece más fácil prever un final de película que, paradójicamente, un comienzo.
PS