Noticias y curiosidades del mundo
Si el acceso a una educación de calidad es el primer paso para romper ciclos como el de la pobreza o la vulnerabilidad, la tecnología es clave para reducir las carencias digitales que mantiene la brecha de países menos digitalizados. Por eso, llevar las herramientas tecnológicas a las aulas solo puede mejorar las condiciones de vida de millones de personas.
La experiencia de Aleyda Leyva es un ejemplo de lo que supone introducir la tecnología en las aulas. Leyva es profesora en el Colegio Peruano Español de Chiclayo, una de las áreas más pobladas de Perú. Sus alumnos no conocían la nieve, algo que para algunos puede parecer imposible, es una realidad en este centro del norte de Perú, y lo que la llevó a impulsar el hermanamiento con un colegio cántabro, para que sus alumnos tuvieran la oportunidad, no solo de viajar a España, sino de pisar la nieve por primera vez.
Competencias digitales que abren camino
Aleyda ha conseguido contagiar su espíritu curioso y emprendedor a sus alumnos para llevarles por el camino del conocimiento e involucrarles en iniciativas que les abran camino y les formen en competencias digitales. Al adquirir dichas competencias estarán preparados para hacer frente a los retos de la era digital.
Su experiencia como docente ha llevado a esta profesora peruana a probar distintas metodologías, herramientas, materiales y actividades, no solo para reinventar los sistemas de enseñanza y acercarse a sus alumnos, también como vía para facilitar su integración en el desarrollo de las clases. Un proceso de evolución y cambio que le ha conducido a convertirse en una de los más de 300.000 docentes beneficiarios de los programas de ProFuturo, una iniciativa que nace de la colaboración entre Fundación Telefónica y la Fundación “la Caixa”. Este programa de innovación educativa impulsada por la tecnología, tiene como objetivo reducir la brecha educativa de niños y niñas que viven en entornos vulnerables de África, América Latina y Asia, proporcionando una educación digital de calidad y garantizando una formación inclusiva y equitativa.
La colaboración entre la profesora y la organización se ha estrechado de tal manera que le ha permitido acceder a cursos que han potenciado sus habilidades y sentar las bases teóricas de conceptos tecnológicos. Aleyda pone, además, el acento en los lazos que se crean a través de ProFuturo quien pone en contacto a educadores que, como ella, comparten la misma pasión por la innovación y la inmersión digital de sus escuelas. “Me motiva conocer a otros docentes que se esfuerzan y desarrollan cambios”, cuenta.
Es tan profunda la huella que ha dejado el programa en la profesora, que con el tiempo ella misma se ha convertido en tutora digital de cerca de 300 educadores a los que ayuda a desarrollar proyectos educativos usando la tecnología para después trasladarlos a las aulas, identificando y redescubriendo las oportunidades digitales.
Comunicación, colaboración y nuevos proyectos
La comunicación entre instituciones de distintas procedencias es una de las bases del programa, como también cuenta Aleyda. Su primera colaboración se dio en el marco de un concurso en el que estableció conversación con Charo Caro, docente de una escuela cántabra. Así, ambas mujeres pusieron en común sus métodos de enseñanza, nutriéndose de las metodologías de la otra y retroalimentándose para el funcionamiento de sus respectivas clases. Algo que finalmente impactó de manera positiva en sus alumnos, que pudieron compartir maneras de vivir, educación, gastronomía y ecosistema en lo que Aleyda define como “una experiencia de vida”.
Uno de los proyectos que recuerda con cariño es el desarrollo de un Museo Virtual, por el que ganaron su primer premio a nivel internacional. La propuesta consistía en el desarrollo de una web que engloba todos los aspectos culturales del país, para lo que los alumnos tuvieron que visitar y agrupar la información de los propios museos, incluso en los aspectos geográficos, de los que todavía no había estudios ad hoc.
Nuevas oportunidades con grandes resultados
La experiencia de Aleyda confirma que la “oportunidad” de participar en ProFuturo ha supuesto una mejora de las competencias digitales y curriculares de estudiantes y docentes. Así, a lo largo de los ocho años de vida del programa, se ha logrado introducir metodologías innovadoras para un mejor aprendizaje de los alumnos en más de 5.000 escuelas de 39 países.
ProFuturo aporta su experiencia en innovación educativa con tecnología e implementación de proyectos educativos, basándose en un modelo de implementación en cascada. En primer lugar, se forma a profesores para que ellos después puedan formar a otros profesores ya integrados en el sistema educativo local, y de esta forma se pueda llegar a muchos más alumnos.