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“Muy bueno”. El ministro levantó los pulgares y se retiró por el hall del Fondo Monetario Internacional sin querer hablar con la prensa. Luis Caputo cerró así su intensa gira de cinco días por Washington en busca de fondos frescos.
Durante su apretada agenda se reunió con think tanks, bancos, fondos de inversión, ministros de Finanzas y banqueros centrales y, por supuesto, con las máximas autoridades del FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Pero ¿qué se trajo el ministro de regreso a Buenos Aires? En principio, logró una primera reunión formal con la jefa del Fondo, Kristalina Georgieva, en su propia casa en plena cumbre anual del organismo. La última vez que se habían visto fue un encuentro fuera de agenda en el G20 en Río de Janeiro en julio.
Esta vez, el titular de Economía puso toda la carne al asador. Viajó con cinco funcionarios (Pablo Quirno, José Luis Daza, Santiago Bausili, Vladimir Werning y Federico Furiase), quienes se reunieron en Washington con otros tres (Leonardo Madcur, Daniel Pierini y Miguel Braun). Y desplegó un esquema de pinzas.
El objetivo era conseguir respaldos y compromisos financieros antes de reunirse con el Fondo. El miércoles hubo un suplemento especial del Financial Times, con sponsors energéticos argentinos y cuatro páginas dedicadas a la Argentina, en las que Caputo negó la posibilidad de un default.
En paralelo a las reuniones con inversores de Nueva York que coparon Washington, el equipo económico volvió a confirmar un préstamo repo con bancos cercano a los US$ 3.000 millones, algo que circula desde diciembre, como informó Clarín en su momento. El repo serviría para pagar el vencimiento de capital con los bonistas en enero.
“En 2025, vencen US$ 9.000 millones con los acreedores privados y US$ 3.600 millones con el Fondo”, dijo un hombre de Caputo desde la capital de Estados Unidos.
La otra ficha jugada fue la promesa de un desembolso de US$ 8.800 millones por el BM y el BID. Si bien esa suma solo serviría para renovar vencimientos, el mercado leyó en ambos anuncios que el Banco Central dispondrá de más dólares para pagar deuda, lo que disparó los bonos y llevó el riesgo país debajo de los 1.000 puntos, el más bajo en 10 años.
Pese a esas todas esas señales, el Fondo no se la hizo fácil al ministro. Primero lo sentó con el staff, y el subdirector para la región, Luis Cubeddu, cuyo jefe sigue siendo Rodrigo Valdez, el chileno al que Javier Milei intentó desplazar. Luego, lo atendió la número dos, Gita Gopinath. Y el jueves, lo recibió a solas con Georgieva, al filo del cierre de la cumbre.
La reunión de unos 30 minutos dejó algunas curiosidades. La economista búlgara evitó los pisos superiores del imponente edificio sobre la calle Pennsylvania y lo citó en una sala de conferencias de la planta baja, a escasos metros de una sonora performance en vivo de danza africana, mientras el equipo de Caputo y el staff del Fondo aguardaban de pie puertas afuera.
Luego de la charla, la titular del FMI elogió al ministro por el premio recibido y Cubeddu destacó una “mejora” de los indicadores (baja de la inflación al 3,5%, superávit fiscal y el aumento del crédito a falta de señales claras de la actividad), pero sin ceder en lo que más le importaba a Caputo: el inicio de otro programa con nuevo financiamiento para afrontar los pagos de deuda en 2025.
El cepo, como reconoció el Fondo en su conferencia del viernes, sigue siendo una traba para la llegada de dinero fresco o un adelanto de desembolsos, como los US$ 9.700 millones que recibió Martín Guzmán, cuando acordó el actual programa de facilidades extendidas. Pero Caputo se topó con otro factor: las elecciones en Estados Unidos.
Javier Milei apuesta a un triunfo de Donald Trump, pero la posibilidad de ese resultado dejaría a Georgieva en una situación incómoda, lo que demora las decisiones sobre cómo seguir la negociación con la Argentina. Es que el retorno del líder republicano a la Casa Blanca podría significar el recambio de funcionarios en la Reserva Federal -manteniendo a su titular Jerome Powell- y el apuntalamiento de un nuevo representante de Estados Unidos en el directorio ejecutivo del Fondo, hoy a cargo de una funcionaria de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.
El equipo de Yellen siguió en los últimos días recibiendo a financistas para reunir datos sobre el caso argentino. “El Fondo es el que les pasa información sobre la Argentina y no se quieren quemar. El sistema cambiario sigue siendo el problema, no quieren darle guita para que después se vaya a Suiza, los que frenan son Cubeddu y Valdés”, dijo una fuente de Wall Street.
Por estas horas, las preocupaciones económicas en la Casa Blanca parecen concentrase en el impacto de la guerra en Medio Oriente, la influencia de Rusia en los BRICS -un bloque del que Milei ya se retiró- y el avance chino. Otra noticia que pasó desapercibida es el hallazgo de nuevas reservas de litio en Estados Unidos, que le permitirían usar ese de ese mineral crítico para construir baterías de litio hasta el 2030. ¿Perderá significancia el litio argentino para la principal potencia?
Los hombres de Caputo insistieron en Washington en que no tienen urgencia para tomar nueva deuda del organismo o refinanciar el préstamo vigente. Pero reconocieron que si hubiera plata, podrían levantar más rápido el cepo. Esa medida es clave para liberar el mercado de cambios, hoy restringido por la falta de reservas. “La cuestión es qué pide el Fondo”, dijo un ladero del ministro.
Las últimas auditorías a Ucrania y Ecuador, el nuevo alumno bajo el ala del organismo, muestran una obsesión: el tipo de cambio.