El proyecto SBUDNIC contempla la problemática de la basura espacial gracias a la presencia de una vela de arrastre especial.
Estudiantes de la Universidad de Brown, en Rhode Island, Estados Unidos, desarrollaron un satélite de bajo costo que ya fue enviado a la órbita terrestre en una nave de la firma SpaceX. El dispositivo no sólo se destaca por la economía de sus materiales, sino también por ayudar a combatir la problemática de la basura espacial.
Proyecto SBUDNIC: los detalles del satélite accesible lanzado por SpaceX
- El grupo de estudiantes de la mencionada universidad se planteó como objetivo principal crear un satélite que sea lo más barato posible.
- La iniciativa surgió en 2011 en la Escuela de Ingeniería de Brown, con el apoyo del Consejo Nacional de Investigación de Italia.
- La meta del equipo era construir un satélite económico y funcional en el lapso de 1 año.
- Para la fabricación del dispositivo usaron materiales comprados en ferreterías y en Amazon. El resultado final incluye un procesador que tiene un costo estimado de 20 dólares; además de 48 pilas doble A.
- El desarrollo cumplió el plazo establecido, cumplió con los requisitos de la NASA y fue enviado al espacio en una nave de SpaceX, la empresa aeroespacial de Elon Musk.
- Según datos del Comando Espacial de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, el satélite alcanzó una altura máxima de 520 kilómetros sobre la superficie terrestre, distancia que lo ubica más allá de la Estación Espacial Internacional.
- Ahora se encuentra a unos 470 kilómetros sobre la Tierra, descendiendo gracias a su vela de arrastre especialmente diseñada para conseguir más dinamismo en el regreso.
Un satélite barato con una buena idea para combatir a la basura espacial
El satélite del proyecto SBUDNIC está más cerca de la Tierra en relación a otros de su especie que se lanzaron junto a él, que orbitan más lejos. Esto lo ha conseguido gracias a la incorporación de una vela de arrastre especial, fabricada con impresoras 3D.
Tal como nota la Universidad de Brown en un comunicado reciente, se estima que el dispositivo reingrese a la Tierra dentro de cinco años, una demora sustancialmente menor a los cerca de 25 que necesitan otros modelos.
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De este modo, la solución ideada por el grupo de estudiante podría ser adoptada por otros fabricantes de satélites para despoblar el espacio de chatarra, una problemática que ha ido en ascenso en los últimos años.