Luego de ser Papá Noel en Noche sin paz, David Harbour, el actor de Stranger Things (es el policía Jim Hopper) ahora es un fantasma en, precisamente, Tenemos un fantasma, una comedia que se vuelve drama, aunque no demasiado serio, y acaba de estrenar Netflix.
La película es dirigida por Christopher Landon (las dos Feliz día de tu muerte, Freaky: Este cuerpo está para matar, Actividad paranormal: Los marcados), quien tiene antecedentes en el género de la comedia de terror.
Y así arranca el filme, una noche con una familia huyendo de una casa de varios pisos en un barrio alejado de Chicago. Pasa un año y los Presley (papá, mamá y sus dos hijos afroamericanos) se instalan, pero Mel, la madre, desconfía por el bajo precio que les pidieron para comprar la casona.
Frank, que es Anthony Mackie, el nuevo Capitán América de Marvel, quiere empezar de nuevo, algo que a su hijo más chico, Kevin, aficionado a la guitarra, lo harta.
Hasta que aparece Ernest. Es el fantasma algo desorientado, que vive en el ático e intenta asustar a Kevin, agitando los brazos y gritando guturalmente. La respuesta de Kevin es largarse a reír, y grabarlo en su celular.
“Mi vida es 10.000 veces más aterradora”, le dice. Bueno, se hacen amigos, y el adolescente intentará ayudar al fantasma que no puede hablar sino rugir y aullar, a recordar por qué está atrapado allí, en esa casa.
Porque Ernest, como dice el nombre de su vieja y descolorida camisa de bowling, no se acuerda si murió allí, ni cómo se convirtió en un muerto, ni nada.
Video viral y circo mediático
Ese video que grabó Kevin, y otros más, cuando los suben a Internet, obviamente se vuelven virales y el circo mediático se enciende, además de los desafíos de TikTok: hay que atravesar paredes, como hace Ernest.
“Solo necesito ganar una vez”, le dice Frank a su esposa, que no quiere saber nada. “Seremos los Kardashian negros”, trata de convencer a Kevin.
Como Tenemos un fantasma es una comedia de terror familiar, Kevin tendrá su interés romántico en una vecina de “la casa de la muerte” (Joy, asiática, que tira los mejores chistes sobre racismo).
Y se suman en papeles secundarios Jennifer Coolidge (The White Lotus), como Judy Romano, la médium de West Bay, y Tig Notaro (El ejército de los muertos), como la doctora Monroe, que trabaja con la CIA. Porque todo se complicará más y más.
Con guiños y/o menciones a El exorcista (¿recuerdan a Regan, caminando como una araña en la escalera?), a muchos filmes de horror (“Nos mudaremos, no vamos a ser como esas familias blancas que se quedan en las películas de terror”, dice Mel, la esposa) o, claro, Ghost, la película se hace llevadera hasta que le faltan 20 minutos para llegar al desenlace.
La vuelta de tuerca, bueno, es medio traída de los pelos.
Es que la película no decide por jugarse a la comedia por entero, aunque tiene varios diálogos y frases que apuntan y dan en el blanco, sino que dentro del género familiar -pero con situaciones no tan aptas para todo público: “No podemos tocarte, y vos sí. Como las strippers”, le dice Kevin a Ernest- se vuelve algo retórica. Como las complicaciones dramáticas, más que nada, de relaciones interfamiliares, con monólogo reflexivo de Frank incluido.
La música que acompaña los extensos créditos finales es más de filme de terror que de comedia, por ejemplo. Así lo entendió el compositor Bear McCreary (las series The Walking Dead y la más reciente El Señor de los anillos: Los anillos de poder). Es que Tenemos un fantasma es como un ser ambiguo, que habita ambos mundos y no se decide si quedarse o irse.
“Tenemos un fantasma”
Buena
Comedia. Estados Unidos, 2023. Título original: “We Have a Ghost”. 127’, SAM 13. De: Christopher Landon. Con: David Harbour, Anthony Mackie, Jahi Di’Allo Winston, Erica Ash, Jennifer Coolidge, Tig Notaro. Disponible en: Netflix.