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Se lo ve feliz a Michel Peyronel, ilustre baterista de Riff, leyenda viva de nuestro rock: está contento por haber ganado las elecciones. O al menos una votación. “Me dijeron que fue unánime: ¡son todos rifferos en la Legislatura!”. Así, con ese consenso aplastante, será nombrado “Personalidad destacada de la cultura de Buenos Aires”, el martes 24 de septiembre a las 18 en la Legislatura Porteña.
“En un punto es algo heavy –dice, desplegando su amplia sonrisa- porque me hubiera gustado que estuvieran mis viejos para verlo. Me pasó con el primer Martín Fierro que me dieron por FM Tango en 1990, que llamé a mi casa y no podía hablar de la emoción».
Y enseguida agrega: «Fue más fuerte con el segundo, el de 1992, que fue el mejor año de mi vida: nació Jean Jacques (su hijo músico que comparte con él la formación de Humanoides Disidentes), hicimos el festival de tango Les Allumeès en Nantes, cuando la radio estatal de Francia nos dio la programación nocturna para que pasemos tango».
Foto: Fernando de la Orden / Espectáculos Música – Entrevista con Michel Peyronel músico 17-09-2024 FTP CLARIN 01645.JPG Z DelaOrden«Esto de que te distinga la Ciudad de Buenos Aires -redondea- es un lindo reconocimiento y un mimo así cada tanto viene bien. No me dio esa cosa rocker rebelde que uno tiene, porque al Martin Fierro fueron todos de smoking y yo todo de cuero”.
Mil y una historias
Los ojos de Michel se parecen los de Rutger Hauer, el actor holandés que protagonizó al replicante rubio de Blade Runner, la histórica película de Ridley Scott. Y lanzan destellos felices cuando cuenta sus mil y un historias que, a sus 73 años, dan cuenta de una vida vivida en múltiples direcciones.
Por un lado, la del hijo de un militar que se hizo rockero europeo, un buen día se volvió a su país natal y ayudó a dar vida al legendario Riff junto a Pappo, Vitico y Boff, un cuartetazo que relanzó la carrera del Carpo y sentó las bases para que floreciera el heavy-metal en Argentina.
Michel Peyronel arrancó con la guitarra eléctrica pero luego terminó siendo baterista. Foto: Fernando de la Orden – Por otra parte, un buen día comenzó a dirigir una radio de tango, de la que Buenos Aires, curiosamente, carecía. ¿Cómo es que un baterista de una de las bandas más revoltosas y revolucionarias del rock argentino termina entreverado en el compás radial de dos por cuatro?
“Cuando me lo propusieron, lo tomé como si fuera a producir un disco, con más canciones y mucho más largo: 24 horas por día. Yo no venía de ese palo, pero fue algo espectacular. El tango me llega por el lado de mis viejos; nosotros viajábamos mucho y mis viejos se compraban toda la música que salía, como Tony Bennett y Elvis Presley; eran muy melómanos», relata.
«Pero en un momento -dice- a mi viejo lo nombran embajador en Grecia, y ellos además eran muy bailarines, así que cuando se hacía una recepción en la embajada lo que todo el mundo quería era ver a mis viejos bailando el tango, que es importantísimo para la cultura argentina en el mundo. ¡Es nuestra marca país! De chico, yo me volvía loco con Gershwin; escuchaba Rhapsody in blue y quedaba como atontado. Y encontré eso mismo en Astor Piazzolla, que tuvo un hit mundial con ’Libertango cuando lo hizo Grace Jones. ¿Por qué? Porque tiene una onda que no se puede creer y un estilo único”.
Del Liceo Naval al rock
A Michel, el rock no lo llamó: le tendió una emboscada. Por un lado, su abuela materna le dijo que si entraba al Liceo Naval, ella le compraba una guitarra eléctrica. Peyronel se puso a estudiar como loco e ingresó con muy buenas notas, pese a que su padre, almirante y diplomático, le advirtió: “Acordate que yo no tengo nada que ver con esto, porque vos tenés tanto de militar como yo de bailarina clásica”.
“Era un muy buen colegio -reconoce Michel-, y de hecho lo conocí a Pappo ahí que vino a tocar con Conexión Nº5, vestido con terciopelo negro, para tocar en el día del cadete. Él ya venía muy avanzado. Mi hermano Danny también estuvo en esa fiesta y se hizo amigo de Pappo. Yo me hice amigo porque salíamos con las mismas minas, dos azafatas”.
Humanoides Disidentes: Arito Rodríguez, Michel Peyronel y Jean Jacques Peyronel. La guitarra eléctrica llegó a manos de Michel, pero tenía tan mala conducta que se la tuvieron que quitar hasta que se enderezó, y ahí pidió una batería, pero no tomó clases. Fue su padre el que le dijo que escuchara lo que hacía el bombo, después el tambor, y así le fue agarrando el gustito. No obstante lo cual, su viaje a Francia a los 20 años fue una de las tantas veces que decidió terminar con la música y fracasó en el intento.
“Comencé estudiando economía en Buenos Aires, pero en 1973 era todo un quilombo, tiroteos en la facultad, entonces me anoté en una facultad en Francia y mi viejo me regaló cien dólares y un pasaje de ida, como para que no me vuelva. Mi hermano ya estaba viviendo en Inglaterra, y cuando lo voy a visitar me encuentro con Pappo, hicimos una banda allá en la que también estaba Ricardo Soulé. No pasó gran cosa y me volví a París, pero ya me había picado el bichito de la música otra vez, y había llegado el punk a Francia, que me encuentra tocando en Extraball”.
Pese a su ascendencia, Peyronel no terminaba de sentirse del todo cómodo en Francia y regresó a Buenos Aires en el despuntar de los años ’80. “Yo quería fundar una empresa naviera, ¿y con qué me encuentro? ¡Con Pappo en la calle! Me invitó a la casa a tocar, y quería armar una banda nueva así que zapamos un poco con él y con Vitico. Y yo traía un poco ese estilo punk-metal que había tocado en Francia y, modestia aparte, creo que eso le dio una onda muy personal a Riff. ¿Éramos una banda de heavy metal? No sé. ¿De hard-rock? ¿De punk? Riff fue una banda distinta y original, como un grupo pop que tocaba muy, pero muy fuerte”.
FM Tango y Nostalgie
El resto, es historia; Riff fue, volvió, se armó, se desarmó, pero dejó marcada su huella de saurio en el ADN del rock argentino. Michel produjo a Los Violadores, Virus, Attaque 77 y a sí mismo en su álbum solista A Toda Mákina, pionero en el (mal) uso de la K.
A principios de los años ’80 formó Riff, banda seminal del heavy metal argentino. De izq. a der. Vitico, Pappo, Boff y Michel.Luego llegaron las dos radios: FM Tango en la primera mitad de los años ’90, y más tarde Nostalgie a fin de siglo, una emisora que pasaba clásicos del pop y del rock, con un toque francés, en donde Michel condujo El Lounge, un ciclo vespertino, ideal para arrancar con la hora del cocktail.
“Fueron los franceses los que me dijeron que tenía que estar al micrófono por esta voz que tengo. ¡No sabía que con los blends de whiskies que ingería estaba generando otra fuente de cultura!”. Y se vuelve a reír con esa carcajada tan diabólica como inofensiva.
Humanoides Disidentes es su banda actual, bautizada así por la letra del tema que compuso para Riff, Pantalla del mundo nuevo, una distópica canción que Pappo recitaba con su estilo inimitable.
La tapa del álbum «Ciontenidos» de Riff, donde estaba el hit con letra de Michel: «Pantalla del mundo nuevo».“Fue una banda absolutamente original -asegura- y por eso vamos a hacer un tributo a Riff el sábado 28 de septiembre en el festival Vivimos Música. De alguna manera soy uno de los custodios de Riff, que es una banda que no se puede volver a hacer, por más que se ha intentado. No fue una banda de Pappo, pero era muy esencial lo de Pappo, y la mayoría de los temas eran de Pappo y míos. Pegamos una onda bárbara para escribir juntos».
Y sigue: «Lo que hago no pretende ser Riff, pero es un tributo y hay un Riff en el medio, rodeado de una banda de milennials, pendejos de 32 años, entre los que está mi hijo Jean Jacques y otros que eran de la banda de Stuka, que el otro día me grabó un video felicitándome por esta distinción. ‘¿Viste, boludo? ¡Al final lo que hacíamos era cultura!’’”.
Animal de apetitos diversos, Michel está interesado en seguir vinculado a lo cultural. “A la cultura argentina la veo bárbara, pero lo que no veo es a nadie haciendo algo para ponerla en el planeta. Si uno quisiera una marca país, nosotros tenemos montones. Los españoles tienen cine y series que facturan muchísimo: generan divisas», dice.
Y concluye: «Fijate en el ballet los nombres que hemos tenido: Julio Bocca, Maximiliano Guerra, Paloma Herrera, hasta mi ex mujer Belén Edwards, todos fantásticos. Eso es lo que yo hice en su momento con el tango: que la cultura argentina brille, aparezca, sea visible. En la cultura somos todos distintos: en Riff estaban Pappo y Boff eran bien de barrio, y por otro lado Vitico y yo teníamos padres diplomáticos. Y eso es lo lindo. Pero tenemos que trabajar para que se vea y me encantaría poder ayudar en eso”.