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Abierto de Australia: Elena Rybakina y Aryna Sabalenka, la final de la nueva generación del tenis femenino

La final femenina del Abierto de Australia será un duelo de poder, porque enfrentará a dos de las jugadoras más potentes. De un lado estará la bielorrusa Aryna Sabalenka, de 24 años y número cinco del mundo, que venció en semis por 7-6 (7-1) y 6-2 a la polaca Magda Linette, una de las grandes revelaciones del torneo. Del otro, la kazaja Elena Rybakina, de 23 años, 25ª del ranking y vigente campeona de Wimbledon, quien superó por 7-6 (7-4) y 6-3 a Victoria Azarenka, dos veces ganadora del “grande” oceánico. 

Sabalenka parece imbatible en Melbourne. Alcanzó la instancia decisiva sin ceder ningún set, con triunfos ante la checa Tereza Martincova, la estadounidense Shelby Rogers, la belga Elize Mertens, la suiza Belinda Bencic y Linette. Es más, la nacida en Minsk, que podría convertirse en la primera campeona de Grand Slam bajo bandera neutral -por la sanción a su país por la invasión y guerra en Ucrania- está invicta en 2023, ya que arrancó la temporada con una consagración en Adelaida, también sin perder ningún parcial. 

La bielorrusa, que experimentó un gran cambio físico en los últimos años, posee un tenis muy agresivo, que lastima por la fuerza con la que golpea la pelota. En Australia, nadie conectó tantos winners como ella y su saque se encuentra entre los dos más veloces del certamen: 193 kilómetros por hora.

Rybakina no se queda atrás. Es líder en aces (44, 15 más que Sabalenka) con un servicio muy fuerte: llegó a sacar a 195 kilómetros por hora). Pero a diferencia de su rival del sábado, la energía de su juego proviene de sus tiros planos y limpios y el timing para ejecutarlos.

La kazaja no tuvo un buen comienzo de año. Llegó a Melbourne con un récord de 1-2 (derrotas en segunda ronda y en el debut en dos WTA jugados en Adelaida), pero allí encontró su mejor versión.

Solo cedió un set en su camino a la final: en tercera ronda, ante a la estadounidense Danielle Collins, 13ª cabeza de serie, tras arrancar con claras victorias ante la eslovena Kaja Juvan y la italiana Elisabetta Cocciaretto. Luego arrasó con tres ex campeonas de Grand Slams: en octavos, la polaca Iga Swiatek, número uno del mundo; en cuartos, la letona Jelena Ostapenko, 17ª favorita; y en semis, Azarenka.

Las dos tienen mucho en juego. Sabalenka, que lidera por 3 a 0 el historial entre ambas, quiere sumar su primer título “grande” en su primera final. Sus mejores actuaciones habían sido las semis de Wimbledon 2021 y del US Open 2021 y 2022. Pase lo que pase en el duelo decisivo, volverá a ser la número dos del mundo, para igualar su mejor ubicación histórica.

“No voy a hacer nada extra para la final. Creo que es normal sentirse un poco nerviosa. Ella está está jugando un gran tenis, es muy agresiva y ya tiene experiencia en esta instancia en un Grand Slam. Tengo que trabajar para ponerla bajo situaciones de presión y mantenerme centrada”, analizó Aryna. 

Rybakina, quien sufrió ante Azarenka para acomodarse a las condiciones en el primer partido que jugó de noche en Melbourne, irá por su segundo Grand Slam, pero uno que tendrá un impacto mayor en su carrera que el ganó en el All England.

Es que en Londres no pudo sumar los puntos que le habrían correspondido por el título: el torneo no repartió unidades como represalia de la WTA por excluir a jugadores rusos y bielorrusos. Esta gran campaña en Australia sí le permitirá alimentar su cosecha: al llegar a la final, se aseguró el décimo escalón del ranking (el mejor de su corta carrera) y quedará octava si levanta el trofeo.

“En Wimbledon era todo nuevo y ahora sé qué esperar. Estoy más o menos tranquila. Mi cabeza ya sabe cómo manejar estos momentos. El sábado estaré nerviosa pase lo que pase: es una final de Grand Slam. Y va a ser una batalla muy dura”, anticipó Elena.

Sabalenka y un cambio mental que dio frutos

Sabalenka ya se aseguró el número dos del mundo. Foto AFP

Nacida en la capital bielorrusa en 1998, Sabalenka descubrió el tenis a los 6 años, cuando su papá Sergey la llevó a una cancha y le preguntó su quería probar el deporte. El flechazo fue instantáneo. Aunque con poco recorrido en el circuito junior (casi no jugó en ese nivel), el mundo de la raqueta tardó en descubrir su talento natural.

Saltó a la fama en 2017, a los 19 años y ya dentro del top 150, cuando fue una de las líderes del equipo de su país que conquistó la Fed Cup (hoy Billie Jean King Cup). Talentosa doblista, alcanzó la gloria en esa disciplina antes que a nivel individual. Junto a la belga Mertens, ganó el US Open 2020 y Australia 2021 y llegó a lo más alto del ranking mundial de parejas. 

En singles lleva ganados 11 trofeos, cuatro de ellos en la categoría WTA 1000: Wuhan 2028 y 2019, Doha 2020 y Madrid 2021, año en el que fue una de las grandes protagonistas del circuito y alcanzó el número dos del mundo.

Pero en su mejor momento comenzó a sufrir altibajos, provocados por irregularidades con su servicio, lo que afectó su mentalidad. Y tras un 2022 con pocos puntos altos y varios momentos duros -en enero, en Adelaida, cometió 61 errores no forzados y 21 doble faltas en un partido, en el que terminó llorando-, en la pretemporada decidió que era momento de un cambio.

“En la cancha, hoy solo trato de pensar en el próximo punto y reducir las emociones negativas”, afirmó Sabalenka. Foto AFP

¿Qué hizo? Lo contrario a lo que hacen muchos jugadores: dejó de trabajar con su psicólogo. “Me di cuenta de que no hay ninguna persona que pueda ayudarme más que yo misma. Hablé con él y le dije que tenía que manejar todo esto por mí misma, porque siempre que espero que alguien arregle el problema por mí, no se arregla. Debo aceptar mi propia responsabilidad y lidiar con ello. Ahora mismo, soy mi propia psicóloga”, contó entre risas.

Y agregó: “Ahora intento mantenerme más tranquila en los partidos, gritar menos después de algunos puntos malos o después de los errores. Solo pensar en el próximo punto y reducir las emociones negativas”.

La estrategia le dio resultado, porque en Melbourne arrasó con sus rivales y el sábado podría celebrar el título más importante de su carrera.

Rybakina, la kazaja que nació en Moscú

Rybakyna se irá de Melbourne dentro del top 10. Foto AP

Elena Rybakina recorrió un camino totalmente diferente al de su rival, porque hizo completa la etapa de juniors, categoría en la que fue número tres del ranking y alcanzó las semis en Australia y Roland Garros. “Fue una época hermosa, porque compartí tiempo con mis amigos y me permitió trabajar mucho en mi desarrollo como jugadora”, aseguró.

Rusa de nacimiento, Elena se formó en el Spartak Tennis Club de Moscú, su ciudad natal, y representó a su país en el comienzo de su carrera profesional. Pero en mayo de 2018 cambió de bandera. Ya ubicada en el top 200 del ranking, ese año recibió ofertas de becas de estudio de universidades estadounidenses, pero también una propuesta para representar a Kazajistán.

“Ellos estaban buscando una jugadora y yo necesitaba ayuda. Creyeron en mí. Hicieron todo lo posible para que siguiera jugando, para que siguiera mejorando. Tenía todo disponible para poder entrenarme”, comentó en Wimbledon.

“Siempre me centré en pequeños objetivos diarios”, contó Rybakina. Foto AFP

“Nací en Rusia, pero represento a Kazajistán. Ha sido un viaje muy largo. Me han ayudado mucho y noto el cariño de la gente. Estoy muy feliz de mi decisión. Creo que estoy consiguiendo resultados, lo que es muy importante para el deporte de Kazajistán”, agregó quien en Londres se convirtió en la primera kazaja campeona de un Grand Slam.

El cambio demostró ser positivo: con su nueva nacionalidad, Rybakina empezó a hacerse camino en el circuito WTA. En 2019 tuvo su debut absoluto en un Grand Slam: perdió en primera ronda en Roland Garros; ganó su primer título, en julio, en Bucarest; y jugó además la final en Nanchang.

En 2020 se coronó en Hobart e irrumpió en el top 20. En 2021 alcanzó los cuartos de final en París y el año pasado dio un gran golpe de efecto al gritar campeona en el All England, tras derrotar en la final a la tunecina Ons Jabeur en tres sets. No pegó un gran salto en el ranking porque el “grande” británico no entregó puntos: su mejor ubicación fue el 12° lugar, en enero. 

“Nunca me puse objetivos tan grandes en mi cabeza, nunca pensé a qué edad exactamente querría ganar mi primer Grand Slam o algo así. En lo que sí me centré siempre fue en pequeños objetivos diarios, aspectos en los que sabía que necesitaba mejorar poco a poco”, contó Elena, que buscará hacer historia otra vez en Melbourne. 

HS

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